Testimonio de Emponzoñamiento escorpiónico
Isabel Cecilia Itriago Viso
Testimonio de Emponzoñamiento escorpiónico
Isabel Cecilia Itriago Viso
El domingo
25 de mayo de 1997, hacia las 6:30 de la tarde, nuestra hija
Isabel Cecilia fue emponzoñada por un escorpión, mientras
jugaba rodeada de sus padres, abuelos maternos y hermanos en el
jardín de nuestra casa en la urbanización del Junko, cerca de
Caracas. Aparentemente después del emponzoñamiento el dolor
desapareció rápidamente, no quedándole ninguna marca visible
de la agresión del escorpión. Sin embargo, muy preocupados por
el accidente, decidimos regresar a Caracas para estar cerca de
una clínica, en caso de que se presentaran síntomas de
envenenamiento. Aproximadamente a la media hora aparecieron los
primeros síntomas, cuando nuestra hija se tocó la garganta
mostrando que había algo que le molestaba. Durante el trayecto,
Isabel Cecilia se quejó, presentando signos de agitación y
vomitó alrededor de 4 veces. Llegamos pronto al centro
hospitalario. Cuando ingresamos a Emergencias,
explicamos el caso, solicitándole a la pediatra que le pusiera
el suero, pues nuestra hija ya había presentado signos visibles
de que estaba envenenada y esta había sido la recomendación de
dos médicos con los que habíamos conversado telefónicamente
durante el camino hacia la clínica. Sin embargo, la pediatra no
le dio mayor importancia a los síntomas, quien, además, nos
informó que no tenían el suero antiescorpiónico y que en caso
de que lo tuviera no debía ser administrado hasta no haberle
practicado al paciente una serie de exámenes. Mientras Isabel
Cecilia estuvo en Emergencias continuó vomitando regularmente,
quejándose de un intenso dolor en el área del abdomen;
presentando cada vez más signos evidentes de descoordinación. Aproximadamente a la media hora de
haber ingresado a la clínica apareció el suero que fue puesto a
la orden por un pediatra del propio centro clínico. Sin embargo,
los doctores decidieron esperar para administrar el tratamiento a
que mi hija fuera trasladada a la sala de cuidados intensivos.
Presionamos para que se agilizara el traslado, obteniendo como
respuesta que esta sala estaba en remodelación por lo que se
debía esperar un buen rato. Durante el tiempo que transcurrió
entre la aparición del suero y el traslado a terapia intensiva,
la doctora llamó a verificar el resultado de los exámenes de
sangre, comentando que las amilasas estaban un poquito alteradas,
pero sin darle mucha importancia. Después de haber obtenido el
resultado de las amilasas, hacia las 9: 30 p.m. la doctora
comenzó un largo interrogatorio para llenar la historia médica
de mi hija, ganando tiempo hasta que le llegara el aviso de que
la sala de terapia intensiva estaba preparada. Isabel Cecilia fue trasladada
sobre las 10 p.m. a terapia intensiva y el suero comenzó a
administrársele hacia las 10:30 pm, cuando habían transcurrido
4 horas desde el emponzoñamiento. Poco después de que nuestra
hija ingresó a la sala de cuidados intensivos se detectó que
estaba sufriendo un edema agudo de pulmón y, como consecuencia
de éste, estuvo muy cerca de un paro cardíaco. En la medida de que transcurría
el tiempo, nuestra hija no mostraba signos de mejoría, por lo
que muchos médicos deseosos de ayudar comenzaron a comunicarse
con el Hospital Toxicológico de Coche, y con Centros
Toxicológicos de México y Brasil, pero el daño era
irreversible. Isabel Cecilia murió a las 3:15 pm del día lunes
26 de Mayo de 1997, a menos de 24 horas del accidente, teniendo
apenas 4 años y medio, y dejando a todos los que tuvimos la
dicha de conocerla sumidos en un profundo dolor. Después de la muerte de nuestra
hijita, nos dedicamos a investigar sobre el tema de los
emponzoñamientos por escorpiones, pues estábamos tan
sorprendidos que pensamos que hacía falta hacer un estudio
científico para determinar hasta que punto el suero
antiescorpiónico era efectivo y cubría todos las especies de
escorpiones venenosos que existían en Venezuela. Poco tiempo
más tarde, cuando ya habíamos entrado en contacto con el
profesor Manuel Angel González-Sponga; con el doctor Manuel
Arellano Parra; con el doctor Carlos Sevcik; con la doctora Gina
D Suze; con la doctora Betty Omaña; con la doctora Carmen
Rodríguez; con el doctor José Mota; con los doctores Héctor y
Jeannette de Scannone; y con el doctor Oswaldo Grillo,
descubrimos los siguientes datos: 1) En Venezuela, existe un género
de escorpiones denominados TITYUS al que pertenece la especie que
se encuentra en el Junko, cuyo veneno es eficazmente
contrarrestado por el suero producido por el Centro de
Biotecnología de la Facultad de Farmacia de la Universidad
Central de Venezuela. Esta última afirmación está sustentada
con los trabajos de los doctores Sevcik y D Suze,
investigadores del IVIC, sobre la composición del veneno de
distintas especies de escorpiones que pertenecen al género
TITYUS. De otra parte, el Hospital de Coche recibe con frecuencia
personas provenientes del Junko, de la Colonia Tovar, y de
Carayaca, y éstos responden favorablemente al tratamiento del
suero antes mencionado. 2) Según la experiencia del
Hospital de Coche, cuando los pacientes presentan signos externos
concluyentes de que están envenenados, no se debe esperar a
obtener los resultados de los exámenes de las amilasas y de la
glicemia. A este respecto los doctores del IVIC explican que el
veneno circula velozmente dentro del torrente sanguíneo y que en
cambio el suero es mucho más lento, por lo que mientras más
rápido se inicie el tratamiento más posibilidades existen de
que el paciente se salve. Cabe destacar que los resultados del
exámen de las amilasas se deben obtener en aproximadamente 35
minutos y no en 2 horas, tal como nos sucedió en el caso de
nuestra hija. 3) El suero de la UCV es
reconocido internacionalmente, y su aplicación por parte del
Hospital de Coche ha sido tan exitosa, que de aproximadamente 500
emponzoñados atendidos anualmente, han registrado sólo 2 casos
mortales desde 1991. 4) El Hospital de Coche apenas
tiene herramientas útiles, salvo el suero antiescorpiónico y
médicos preparados para atender intoxicaciones, careciendo entre
otras cosas de una sala de cuidados intensivos, y esto no les
impide salvar a las pacientes emponzoñados por escorpiones. 5) Según los expertos, cuando un
paciente envenenado por un escorpión llega al edema pulmonar,
las posibilidades de salvarse son casi nulas. Este problema es
tan grave que la doctora D Suze está dedicando gran parte
de sus esfuerzos para estudiar la forma en que se desencadena el
edema y cómo se puede tratar de revertirlo. Este último
principio contradice abiertamente las afirmaciones optimistas de
los médicos del centro donde la atendieron, luego de que nuestra
hija había sufrido el edema de pulmón. En todo caso lo que
revela es un gran desconocimiento de la materia. 6) A Isabel Cecilia le permitieron
tomar agua mientras estuvo en el área de emergencia, cuando
según los expertos los pacientes emponzoñados no deben ingerir
bebidas, ni alimentos. La muerte de nuestra hija ha
representado una pérdida irreparable de la que difícilmente nos
vamos a recuperar. El dolor que nos ha causado su ausencia, se ha
visto agravado por el hecho de estar convencidos que ella hubiese
tenido grandes posibilidades de salvarse, si hubiera sido
atendida por un médico especialista y le hubiesen administrado
el suero inmediatamente. Esta última convicción ha sido la que
nos ha impulsado a trabajar para tratar de que nuevamente no
ocurra una tragedia semejante a la nuestra, difundiendo
información sobre los escorpiones, tanto en el sector médico,
como en el de la comunidad, por intermedio de la Asociación Civil
Isabel Cecilia Itriago Viso.
Sin embargo, todo el trabajo nuestro puede ser inútil, si no
logramos sensibilizar a las clínicas, hospitales de que la vida
de un paciente es más importante que los ingresos que
eventualmente puedan obtener. Adicionalmente creemos que los
hospitales de Venezuela, dada la condición de país tropical, se
deben convertir en sitios idóneos para salvar la vida del
paciente en cualquier caso de emponzoñamiento por escorpiones u
otro tipo de animales o plantas venenosas. Finalmente, es nuestro deseo crear
un movimiento tan grande como el amor que le teníamos a nuestra
hija, y que éste permita la salvación de otros niños o adultos
que atraviesen una experiencia similar a la nuestra. Asimismo
queremos que la Asociación Isabel Cecilia Itriago Viso sirva
para recordarle a los médicos que su principal deber es salvar
la vida del paciente; que deben ser humildes para reconocer a
tiempo cuando no se poseen los conocimientos adecuados para
tratar un determinado caso; y sobretodo que deben tener el valor
para buscar la asistencia y el apoyo necesario, pues su
compromiso con la comunidad es el de SALVAR VIDAS. Nota: Para solicitar
cualquier información por favor diríjase al siguiente número
telefónico: (02) 753.67.83
Isabel Cecilia Itriago Viso
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